lunes, 21 de mayo de 2007

Es tarde


El otoño se yergue sobre el paisaje de manera atemorizante. Atemorizante porque este otoño no se parece a ninguno experimentado antes. Las hojas secas al ser pisadas crujen vagas amenazas, y el frio se cala en los huesos insistiendo a los abrigos entrar a mi piel, haciendo que mis pezones se pongan duros, sin excitación de por medio y que mi espalda se ponga en guardia. Tengo frio. Prendo un Pall Mall mentolado, creyendo que la débil llama de mi cigarrillo ayudará a paliar esto y lo aspiro, mitad placer, mitad culpa, quizá una pizca de pudor. Pronto se consume, y camino rápido, yendo hacia allá. Pero un pájaro se posa en mi cabeza y no me deja avanzar hacia ningun lado, ni siquiera retroceder, mis manos están rojas y contraidas en los bolsillos de mi larga chaqueta. La desesperación toma mi cuerpo, me retuerzo, el pájaro sigue ahí. Pronto comprendo quie está ahi para protegerme, el terror debe irse. La debil luz de un desganado sol ilumina el paisaje frente a mis ojos, veo arboles, un parque, un anciano solitario. Doy pasos, corro, me dirijo hacia algun lugar, prendo mi mp3 y escucho "Fallin Again" de Lacuna Coil. De verdad creo que hay pocas cosas más tristes y otoñales que escuchar esa canción mientras observo a las ultimas hojas descender al suelo. Es tambien algo muy cliché, pero lo estereotipado me importa poco en esos momentos. ¿Hacia donde era que iba? Lo he olvidado. Creo que el frio tambien entró con brío en mi cerebro. Me siento en un banco y de nuevo percibo esa soledad que me circunda cada vez que debo y quiero estar sola. Me acompaño con otro cigarro y mientras este se consume pienso en "el" amor, pero no en "un" amor en específico. Si pienso en algún amor específico, creo que me pondré a llorar y eso sí sería extremadamente cliché, imagínalo, una-mujer-sola-llora-por-amor-sentada-en-un-parque-al-atardecer-mientras-escucha-música.italiana. Terrible. Creo que el amor no puede ser eterno, tienen que haber instancias de dolor para apreciarlo o despreciarlo mejor. Termino mi segundo cigarro. Me doy cuenta que muy masoquista, pero poco me interesa. Una hoja cae sobre mi, y la noche se prepara para dominarlo todo. Sollozo, y luego me autogolpeo, por ser tan estúpida. Mi pájaro protector ya no puede seguir junto a mi, debo dejarlo partir, como tantas cosas en mi vida, que se le va a hacer, es otoño, y el frio contrae mi piel. Suspiro. Me quedo callada, observando la noche. Intento escribir algo, pero no puedo. Intento llamar a alguien, pero me arrepiento. Es demasiado tarde para mi y demasiado tarde para todo.

2 comentarios:

nati dijo...

hey!!!

hola.... me gusto tu escrito... bakan... el pájaro que te acompaña, volverá????

cuentame la historia....

besos y abrazos

nati

NEwTotro dijo...

Hola... acá ando de visita nuevamente... definitivamente te acompañan las letras... debes tener buenas energias... la oscuridad no es mas que el otro lado de la luz